
Ver más galerías relacionadas
Gonzalo Núñez
Ver galería >Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Gonzalo Núñez
Cambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasCambian las personas, pero la tradición de danzar en honor a San Sebastián en el atrio de Aldán se repite cada 20 de enero desde hace más de cuatro siglos, con contadas excepciones por motivos como el COVID, que el año pasado obligó a celebrarlo en el interior de la iglesia, en versión abreviada. Ayer se recuperó la normalidad con diez galanes y cinco damas danzando al paso que marca el guía y al ritmo del gaiteiro y el tamborilero, al finalizar la misa solemne. El ritual se repite luego en el entorno del pazo de Aldán y en la alameda, en una jornada algo menos festiva que antaño.